Quizá no sabías, o quizá en tu zona de residencia no estén disponibles en ninguna tienda de huerta y jardín, pero créeme que quienes hemos probado ambas modalidades de siembra (la patata convencional y la patata pre germinada) miramos con mucha “simpatía” a estas últimas y precisamente me propongo comentarte por qué es así.
Primeras consideraciones
En sí mismos, estos tubérculos pregerminados aportan grandes ventajas al proceso de cultivo y facilitan el trabajo al agricultor, optimizando en un todo incluso la calidad del producto final.
Uno de los puntos claves en este sentido es que en tanto los tubérculos convencionales se hacen brotar o germinar en condiciones incontroladas, el tubérculo pregerminado ha sido puesto a germinar en condiciones de temperatura, humedad, luz y ventilación controladas y de acuerdo a las necesidades de la planta.
Lleva aproximadamente un período de mes o mes y medio de permanencia en una cámara o recinto especialmente acondicionado, luego del cual el tubérculo con brotes estará listo para su uso y en condiciones de vigor y sanidad óptimas.
¿Cómo beneficia en concreto?
- El producto está en perfecto estado de maduración y brotación, listo para su siembra en la época tradicional.
- ¿Sabíais que al colocarse en el suelo un tubérculo para siembra que ha efectuado ya un proceso previo de maduración, se ahorra tiempo en dicho medio? El punto es que emergerá en forma rápida y homogénea y el resultado final es una cosecha sana, vigorosa y rápida.
- Sin duda se registra más producción final, porque es menor el porcentaje de tubérculos que no crecen o no maduran de forma adecuada, ya que se minimiza presencia de enfermedades y otros problemas afines.