Las plantas en nuestra oficina o lugar de trabajo no tiene por qué ser un simple elemento decorativo. No solo nos ayudan a purificar el aire, entre todas esas ventajas que conocemos; también pueden fomentar en nosotros una actitud mucho más productiva.
En estos días que corren en los que la concentración a veces es tan difícil, cualquier ayuda es poca. Incluso la que venga de algo tan insospechado como pueden ser nuestras plantas. Tenerlas en nuestro lugar de trabajo contribuirá a nuestra relajación mental y a fomentar ese estado que permite realizar las tareas en el tiempo preciso y con la eficacia debida, sin caer en la tan temida (y demasiado habitual) procrastinación.
Podemos citar estudios científicos que lo demuestran, como este; se ha analizado a fondo el rol de la naturaleza en esta clase de contexto y se lo ha equiparado con otros aspectos tan importantes y fundamentales como pueden ser la ergonomía o la limpieza del aire.
La Universidad de Michigan incluso posee un término para identificar estos beneficios en nuestra productividad: lo que llama “teoría de la restauración de la atención”. La atención se pierde en determinados momentos del día, eso tenemos que asumirlo. Pero tener plantas cerca nos ayuda a recuperarla antes gracias a la llamada “atención involuntaria” (un concepto desarrollado y explicado en el libro por Rachel y Stephen Kaplan en su obra La experiencia de la naturaleza: una perspectiva psicológica).
También influyen en la creatividad
Otro aspecto importante y que no negará nadie que se dedique a actividades creativas a lo largo del día: las plantas nos sirven para ampliar la mente, para abrir esas compuertas que tantas veces parecen cerradas a cal y canto y que contienen nuestra imaginación más explosiva.
No es casualidad que muchas veces nos recomienden dar un paseo por un parque o una arboleda para despejarnos y hacer fluir las ideas. Ese mismo apoyo, en menor escala, nos lo puede proporcionar el contar con una planta en nuestra mesa.