Generalmente surgen muchas dudas y es importante dejar en claro: cómo, cuándo y cuánto debe regarse un bonsái.
La respuesta es muy simple, pero encierra algo de complejidad en su logro: es necesario aprender a detectar cuándo el agua necesita agua. Este tipo de atributos, uno los adquiere leyendo un poco aquí y allá, pero fundamentalmente, de la mano de un jardinero con experiencia o habiendo elaborado la nuestra propia, pero generalmente esto tiene sus costos: los errores.
No obstante ello, es posible compartir algunos consejos generales. El primero es que el signo más claro de que la planta está necesitando agua, es que su superficie (hablamos de dos o tres cm) esté claramente seca.
El detalle en este aspecto, es que ello sucederá de manera muy diferente en relación con la época del año de la que estemos hablando. Obviamente en verano puede ser a ritmo diario y en invierno cada un par de días.
Una vez que tenemos la certeza de la necesidad de regar, es importante aconsejar acerca del “cómo”, es decir de qué forma hemos de hacerlo. El método es bien simple: riegas primero con un chorro generoso con el fin de que la tierra recobre humedad; tras unos 30 segundos (dependiendo del tamaño de la maceta) agregas agua hasta que percibas que sale por los agujeros de drenaje.
Debes estar pendiente de que estos estén siempre limpios y funcionales, es decir que siempre que riegues el agua salga por todos ellos.
Por último, es aconsejable rociar con frecuencia el follaje del bonsái, especialmente en tiempos de temperaturas muy elevadas con el fin de que el mismo esté más fresco.