Tus geranios – como me sucede a mí- seguramente son parte vital del planteo estético de tu jardín, terraza o balcón. Precisamente por eso los hemos elegido: son vigorosos, fuertes, de fácil cuidado y aportan inigualables toques de color a cualquier espacio del que formen parte.
Cuando todo va bien, esa es la idea. Pero cuando algo va mal y uno se pregunta ¿qué le pasa a mi planta? Es que tenemos que tener a mano una guía básica que aborde los problemas más frecuentes y que nos aporte las soluciones que necesitamos para compensarlos.
Problemas más frecuentes
- Si la planta no está en flor, probablemente no está recibiendo suficiente acceso a la luz.
- Si las hojas inferiores se amarillean y las hojas presentan manchas de color amarillo pálido del tamaño de una cabeza de alfiler, tu planta está siendo víctima de exceso de riego.
- Si la planta se ve toda de color amarillo pálido en lugar de verde, se necesita una buena dosis de fertilizante.
- Si los tallos de las flores viejas se quedan en la planta y se ven feas, quita las cabezas de flores muertas cada semana o corta el tallo de la flor entera.
- Si hay agujeros pequeños en los capullos de las flores, seguramente está atacando el depredador conocido como “gusano de la yema”. Trata de controlarlo con un control biológico.
Truco para que se vean mejor
Nada ayuda tanto a mantener las plantas sanas que la eliminación de las hojas viejas y los tallos de flores, acción que también prolonga la floración.
Recomiendo podar los geranios constantemente para producir un nuevo crecimiento, y para mantenerlos tupidos y densos. En marzo o abril, ellos redujeron en un tercio a generar gran cantidad de nuevo crecimiento.