La clave del concepto es comenzar a ver los sectores de rocas, comúnmente conocidos como rocallas, como una ventaja (especialmente estética) y no como un problema en el contexto de tu jardín. Una rocalla puede ser, sin duda, una parte importante del jardín.
Sabrás, por experiencia o por comentarios de conocidos y amigos que uno de los retos más trabajosos es sostener las plantas en buen estado (a pesar de que suele ser un suelo pobre y difícil) y muy especialmente mantener a raya las malas hierbas durante toda la temporada de crecimiento.
Los jardineros profesionales se especializan en saber exactamente lo que sus plantas necesitan para mantenerse sanas y exuberantes. Sin embargo, lo creas o no, las plantas son importantes, pero, ornamentalmente hablando, no son a menudo la parte más importante de un jardín.
Aunque las plantas saludables son una necesidad, algunos otros elementos permiten su jardín para reflejar mejor su personalidad entre ellos las rocallas. Una rocalla bien planteada complementará tus plantas y proyectarán una impresión maravillosa de estilo que se puede disfrutar todo el año.
Con frecuencia lo más impactante de una rocalla es que sea capaz de extenderse a través de él, serpenteando entre las plantas y adicionando pequeños detalles que surgen, por ejemplo, de usar diferentes tipos de rocas de granito de piedra arenisca, en función de su clima.
Además, algunos jardines rocosos quedarán al ras con el suelo y otras propondrán relieve y consiguiendo darle a tu jardín un poco de altura.
Puedes ser tan creativo como desees; tal vez quieres conseguir alguna roca de una playa u otra de un lugar que tiene un significado especial para ti. Todo vale.
Te invito a pensar en estos términos y a sacar el máximo partido estético de un sector de rocalla; no te arrepentirás.