En el mercado podemos encontrar diversas composiciones que se adaptan a las exigencias de las plantas pensadas para los contenedores. No existe un sustrato de cultivo ideal y único para todas las plantas, por ello para ciertas especies.
La consistencia de estos suelos pueden modificarse con la adición de materiales correctores, aunque es difícil obtener un buen resultado para quién da los primeros pasos en jardinería, por ello… ¡a no desalentarse! Será mejor confiar en las tierras que se venden ya preparadas.
La tierra universal tiene las características más adecuadas para el cultivo en maceta, es ligera (requisito esencial que evita un sobrepeso de la estructura del balcón) y tiene una gran capacidad de absorción y arrastre a través del agua. Además, en invierno, puede penetrar en las capas protectoras que vayamos aplicando a las raíces de las plantas.
Si alguna especie, a pesar de los cuidados, presenta rastro de musgo, hongos, putrefacción, sequedad en las hojas etc., será mejor extirparla, desechar la tierra, lavar cuidadosamente los contenedores y trasplantar las plantas con una tierra nueva.
Esta solución que, a primera vista, parece drástica, hace que aunque la planta esté muy vulnerable y aparentemente irrecuperable, sea la única válida para acabar con las enfermedades provocadas por los hongos.