Plantas místicas que purifican y protegen el hogar

Romero

Muchos les llaman plantas místicas, porque entre sus muchas virtudes -generalmente medicinales- se las conoce por su potencial purificador y protector. Mi apreciación va más allá de lo que intuyo o leo por allí: personalmente he experimentado el poder de algunas de ellas, por lo que -en mi caso- su reputación pasa por algo más que simple fama o convicción.

Planta mística destacada

No puedo menos que adjudicarle el primer lugar entre las plantas místicas a las que haré referencia. Quienes me conocen saben que no miento: a la entrada de mi hogar, a la derecha, hay una planta de romero que nos recibe y nos despide cada vez que salimos o entramos a nuestro hogar. En ese sentido he compartido antes mi profunda creencia en lo que algunas personas llaman la “leyenda” del Romero.

Esta planta florece en variadas épocas del año: en mi hogar lo hace tanto en verano como en invierno y por supuesto en estaciones intermedias. A veces me asombra verla en flor a pesar del intenso frío… o del intenso calor…, pero la miro y sonrío, porque la leyenda dice que la planta florece cada vez que la Virgen María pasa por allí, es decir cuando de algún modo ha estado de visita en mi hogar. Las flores del romero son de un color muy especial: un poco celeste, con matices de lila muy clarito, blanquecino, que se dice que es precisamente el color del manto de la Virgen María.

¿Comprendes ahora por qué es mi favorita hablando de plantas místicas?

Otras plantas místicas

Pero no todo queda allí: conozco más plantas protectoras, que he utilizado en más de una ocasión como por ejemplo cuando hay personas enfermas o recientemente fallecidas en un hogar, o cuando en un ámbito ha habido un hecho violento como un hurto y el ambiente necesita ser “purificado”.

Mis plantas aliadas en este sentido son: la “famosa” Ruda (cuyo nombre científico es Ruta graveolens L.),  a quien se suma el Laurel, la Alvia, el Aloe,  el Retamo, los Cactus y todas las variedades de clavel del aire.

Te sugiero evaluar cuáles son tus posibilidades de espacio y de entorno ambiental (humedad, calor, drenaje de suelo, impacto de luz solar etc), como  única forma de asegurarte que tu planta crecerá con vigor y salud acompañándote por mucho tiempo.

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