Los trips o piojillos de las cebollas

tripLos insectos más pequeños, que parecen inofensivos, son los que más daño pueden hacer en nuestro huerto de verano. Y si no, que se lo digan a cualquiera que se haya visto afectado por una plaga de trips, también conocidos como “piojillos de las cebollas”.

De entre todos los insectos con alas, los trips son los más pequeños que nos podemos encontrar en el jardín: no miden más de unos dos milímetros, casi se diría que son invisibles a simple vista a menos que pongamos atención.

Pero como bien dice la frase hecha, “pequeños pero matones”. Se alimentan de la savia de multitud de plantas, incluidas, por supuesto, las que tengamos en el huerto. Sus excrementos crean esas manchas blanquecinas con pintas negras que seguro que hemos visto más de una vez en las hojas.

Además, tienen mucha facilidad a la hora de transmitir virus; estos pasan rápidamente de una planta a otra, con lo que podemos encontrarnos, de la noche a la mañana, con otra clase de plagas fúngicas en el jardín o en el huerto. Un problema doble, repentino, que debemos saber atajar al momento.

¿Cómo evitamos las plagas de trips?

Existen en las tiendas especializadas mallas anti-trips, pensadas específicamente para que las coloquemos en las zonas más delicadas e impidamos su paso. Otros métodos son trampas adhesivas, que nos permitirán eliminarlos fácilmente una vez comiencen a extenderse, o el uso del aceite de neem si queremos algo más natural para nuestro jardín.

Sin embargo, antes de pasar a esta clase de sistemas más “agresivos”, debemos pensar en la prevención. Eliminar las malas hierbas, donde suelen reproducirse, será un primer paso fundamental, así como respetar siempre el ecosistema del huerto mediante los ciclos de cultivo adecuados. A veces pensamos que esto no es importante, nos impacientamos por cultivar… pero alterar los ciclos puede provocar que nos encontremos con plantas incompatibles en un mismo entorno, algo que siempre termina por favorecer la aparición de insectos o plagas de todo tipo.

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