Seguro que muchas veces nos han recomendado que utilicemos la técnica del esqueje para la reproducción de nuestras plantas. Pero seguro que también más de una vez hemos enarcado una ceja con desconcierto al oírlo. ¿Cómo empezar? ¿Qué zona de la planta debemos escoger para ello?
Hay distintas maneras de realizar un esqueje. La más adecuada en cada momento varía en función de las plantas que escojamos; por eso no sólo es importante conocer cada una de ellas, sino también sus características y de qué forma reaccionará mejor.
- Los esquejes verdes: son aquellos que cortamos de los tallos jóvenes en primavera o en verano, o bien a principios del otoño.
- Los esquejes semileñosos: como su nombre indica, se cortan de las plantas que presentan un pequeño tronco (por ejemplo, los bonsáis o las plantas trepadoras), antes de que éste haya adquirido dicha condición.
- Los esquejes leñosos: para éstos aprovecharemos el tallo cuando ya ha adquirido su textura de tronco propiamente dicha. Se trata de un tipo de esqueje adecuado para las plantas en otoño o en invierno.
- Los esquejes de hojas y de raíces: hay poco que explicar aquí, pues su nombre lo dice todo. Son dos tipos de esqueje diferentes, aunque en ambos casos debemos realizarlos con sumo cuidado. Se recomiendan para quienes tengan conocimientos o habilidades de jardinería un poco más avanzadas.
¿Qué necesitamos para hacer esquejes?
Sea cual sea el método que escojamos, debemos tener en cuenta que se trata de un proceso delicado. En nuestro establecimiento habitual de jardinería o en tiendas online dedicadas al mundo de las plantas podemos encontrar lo que necesitamos: desde macetas especialmente pensadas para esquejar hasta las cintas para atar la planta, bisturís o tijeras y un spray cicatrizante pensado para que no queden heridas en la planta madre que puedan afectar a su salud o su crecimiento.