Las azucenas constituyen la aristocracia entre las plantas bulbosas; de flores bellísimas, excelentes para poner en jarrones y de agradable aroma, hay tipos para sol o para sombra. Pueden ser cultivadas en macetas para su exhibición en interiores, y algunos tipos, ser incluso obligados a florecer. Algunas emiten raíces bajo los tallos, y éstas aparecen tanto sobre el bulbo como debajo de él; asi pues, deben ser plantadas a la suficiente profundidad como para dejar lugar a este crecimiento. Otras, como el Lilium Candicum, solamente tienen raíces basales. Necesitan muy poca cobertura, aunque otras de esta sección quizás hayan de ser plantadas a bastante más profundidad. Todas las azucenas aprecian la tierra de hoja tipo humus; algunas toleran la cal, otras la aborrecen. Las más resistentes y fáciles de cultivar en exteriores son las especies europeas, como L. martagon, con flores marrones o blancas; L. pyrenaicum, amarillas con manchas negras y L. monadelphum, amarillo claro con manchas negras. Entre las especies orientales tenemos la espléndida L. auratum, con inmensas flores hasta de 40 cm de anchura, blancas y con bandas en oro y carmesí; L. henryi, naranja; L. regale, de rico aroma y color blanco cremoso; L. speciosum, con flores encorvadas blancas o carmesí; y el L. tigrinum, dorado encendido, el lirio tigre. Las azucenas híbridas se venden como plantas de maceta o de jardín, y son más resistentes a las enfermedades. Los mejores tipos para obligar a florecer son los híbridos Mid-Century, L. auratum, L. speciosum y L. longiflorum: azucena de Pascua, con fragantes flores blancas que, a pesar del nombre, aparecen en verano. En un próximo artículo te hablaremos del cultivo de la azucena en macetas para interiores.