Las Camelias

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La planta de Camelia es originaria de las regiones tropicales de Asia Oriental, principalmente en Cochinchina, Japón, China y toda la zona del Himalaya. En el siglo XVII fue llevada a las Filipinas, en donde la cultivó con gran esmero el sacerdote jesuita G. Kamel (en latín: Camellius), de quien posteriormente la flor tomó su denominación. En Europa fue introducida por Lord Petre en el año 1740 aproximadamente.

Se trata de un arbusto que se distingue por sus gruesas hojas y coriáceas, por su cáliz caduco y compuesto de 5 a 9 sépalos, los interiores de mayor dimensión. También son característicos sus estambres pluriseriados, más o menos unidos por su base y por su cápsula de tres a cinco valvas. Sus estambres disponen de anteras amarillas, agrupadas en el centro de la flor y formando una especie de corona.

Las camelias florecen en la primavera y de algunas de sus semillas de color pardo se extrae un aceite utilizado para la cocina, principalmente en China y Japón. De otras variedades se utilizan en estas naciones, las hojas para la elaboración de té.

Las plantas que se cultivan al aire libre dan menos flores que las de invernadero, pero son de mayor tamaño y mucho más duraderas. Su mejor desarrollo se produce en suelos con abundancia de arena y sobre todo de humus. También es cultivada en macetas utilizándose mantillo. En la actualidad se conocen alrededor de 250 especies de cameliáceas.

 

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