Siete años no son nada. Aunque 2021 parezca lejano aún, lo cierto es que antes de que nos demos cuenta podemos estar asistiendo a un hito como la primera plantación en Marte, uno de los condicionantes básicos para poder lanzarse a la colonización del planeta rojo en el futuro.
Noticias como ésta nos muestran que poco a poco vamos dando nuevos pasos en la conquista del espacio, y avanzando en posibles soluciones para nuestro planeta cada vez más agotado. Suena muy de ciencia ficción, y de hecho hay que matizar bastantes cosas. No estamos hablando (todavía no) de que las plantas puedan crecer en suelo marciano, pero sí se ha empezado a plantear la posibilidad de conseguir que vivan y se desarrollen dentro de una urna especialmente diseñada para la ocasión, con aire terrestre en ella. Será enviada junto con el próximo proyecto Rover que se lance a Marte, en 2020, y llevará por nombre Mars Plant Experiment (abreviado en las siglas MPX).
Un experimento controlado
Las plantas que se emplearán serán las conocidas como Arabidopsis, que habitualmente se utilizan para esta clase de experimentos adaptativos en la comunidad científica. Quienes teman por el posible desequilibrio en Marte que esto pueda ocasionar (y vean en todo esto, tal vez, otra muestra de la megalomanía del ser humano, entrando descuidadamente un territorio diferente al suyo) pueden estar tranquilos: el proyecto será controlado al milímetro para que nada pueda escapar y reproducirse fuera de los límites de la urna.
Más allá de esto, ¿hay algún lugar en el que la vida microbiana pueda ser posible en Marte, en el que realmente pudiéramos ver, en un futuro, a nuestras plantas proliferar e incluso abastecer a futuros colonos? Las investigaciones del robot Curiosity han ofrecido luz sobre esto: existe un lugar, denominado Yellowknife Bay, que puede ser apto para ello, ya que llegó a albergar vida de dicho tipo hace millones de años.