La leyenda de la flor del ceibo.

Existe una leyenda guaraní, uno de los pueblos originarios  de la Argentina, sobre el origen del ceibo. Esta popular historia transmitida por mucho tiempo oralmente no sólo inspiró a poetas, literatos y compositores, sino que tuvo mucho peso en la elección de la Flor Nacional de la Argentina.

Según la leyenda en las orillas del Río Paraná vivía  una tribu guaraní. Anahí tenía rasgos toscos y una hermosa voz con la cual deleitaba en las tardes de verano a su pueblo. En cada una de las canciones entonadas honraba a los dioses y profesaba su amor  a la tierra.

Al llegar los españoles invadieron la tribu y hubo un combate. Los vencedores se llevaron cautivos a los sobrevivientes, entre ellos se encontraba Anahí. Intentando escapar de cualquier modo acuchilló al centinela y escapó hacia la selva. El grito del hombre herido alertó a los demás quienes salieron a cazar a la joven. Por lógica desventaja volvieron a capturarla para castigarla por la muerte del hombre blanco. La muerte en la hoguera fue el vengativo castigo impuesto por los invasores.

La ataron al tronco de un frondoso ceibo e iniciaron el fuego. Anahí  se mantenía firme sin expresar ni un rasgo de su tremendo sufrimiento. Cuando el fuego comenzó a subir el cuerpo de la joven se tornó de un rojo intenso y se fue metamorfoseando milagrosamente con el árbol hasta formar parte de el.

Al día siguiente el árbol, como si nunca hubiera estado en contacto con el fuego, además de sus brillantes hojas verdes ostentaba unas maravillosas flores rojas aterciopeladas, símbolo de la valentía y la fortaleza.

 

Deja un comentario