Si han tenido la oportunidad de caminar por un parque alfombrado por los pequeños y delicados pétalos de la flor del jacarandá habrán conocido uno de los fenómenos más bellos que nos regala la naturaleza. Pocas personas podrán quedar indiferentes ante la sencilla hermosura de este árbol y sus flores.
El jacarandá es oriundo de América del Sur, específicamente de Brasil, Paraguay y Argentina; pertenece a la familia de las bignoniáceas y crecen con especial esplendor en zonas templadas y húmedas.
Es muy común encontrar en los países de origen ejemplares centenarios, con una altura de hasta 30 metros; sus hojas son opuestas y compuestas y florece en dos estaciones contrarias: primavera y otoño.
En su floración se atiborra de pequeñas florecitas de un color azul violáceo muy distintivo, y si bien estas permanecen por mucho tiempo en el árbol es muy común que, por la gran cantidad de flores que produce, la zona que lo rodea siempre se vea colmada de pequeños pétalos violáceos.
Como te decía al comienzo de este artículo, es un placer único recorrer un parque alfombrado de esta atractiva manera; ya que el jacarandá es un árbol de gran porte es muy común encontrarlo en sitios así. Su madera, además, tiene un agradable aroma.
Imagínate cómo será de especial en algunos sitios como Argentina, que una reconocida autora de canciones infantiles y tradicionales llamada Maria Elena Walsh, compuso esta bella melodía en su honor. Te dejo un vídeo que encontré en YouTube para que puedas escucharla.