Son muchas las las consultas on line que recibo acerca de este tema, por lo que comienzo señalando lo siguiente: lo que mucha gente no sabe es que hay una gran cantidad de diferentes tipos de verduras a quienes les encanta este tipo de clima, es decir: el intenso frío.
¿Por dónde empezar?
Haciendo un poco de investigación, descubrirás que hay verduras como cebollas, zanahorias, acelgas, ajos, patatas y diversas variedades de lechuga y espinaca que son capaces de prosperar en ambiente frío con mínimos cuidados o precauciones.
Me tomó varios años descubrir que yo cometía algunos errores, pero con gusto pueden ahora beneficiarse de mi experiencia porque voy a compartir con ustedes los 7 mejores cosas que cada jardinero tiene que considerar cuando se acerca y se asienta el clima frío de invierno.
Los primeros van en el post de hoy y los restantes en el día de mañana. Toma nota, aquí comienzo:
Sólo usar buenas semilllas
Elige siempre las semillas adecuadas, aunque debas pagarlas un poco más. Aunque la lechuga y las espinacas son capaces de crecer aún en temperaturas frías, no todas las cepas consiguen hacerlo. Asegúrate de investigar las cepas de cada vegetal que son capaces de crecer y desarrollarse cómodamente en un ambiente frío.
Comienza a plantar semillas sobre el fin del verano
En el hemisferio norte, hablamos de plantar las semillas de invierno a mediados de agosto. No creas que esto es demasiado temprano, porque una vez que entiendas que después del solsticio de verano el 21 de junio las horas de luz y el arco del sol comienzan a disminuir como resultado de los días más cortos. Los días más cortos se traducen en más etapas de crecimiento. Tienes que llegar a la etapa de cosecha para cuando las plantas entren en latencia en diciembre.
Trasplanta siempre respetando el espacio adecuado
Usa el espacio apropiadamente. El hacinamiento de tus plantas debido a la sobre-siembra impedirá su crecimiento. Dé a cada planta el espacio suficiente para alcanzar su potencial a tamaño completo y en invierno esto también importa para que ellas puedan recibir suficiente sol en todo su follaje. Cuanto más sana la hortaliza, mejor consigue defenderse contra las plagas y las enfermedades.