La jardinería creativa tiene un par de claves que más que eso son premisas ineludibles: no optar o inclinarse sólo por conductas imitadas (léase no “copiar” por copiar) y no caer en el mal gusto (léase poner el buen gusto por encima de todo).
A la hora de planificar el jardín, es conveniente pensar en algunos puntos focales, es decir un par de puntos a los que el visitante tienda a dirigir la mirada por encima de otros puntos. Estos puntos focales generalmente pasan por objetos decorativos u ornamentales (estatuas, macetas especiales, fuentes etc) a los que hay que iluminar muy bien para su destaque nocturno, o por macizos florales muy bien pensados.
Estos macizos florales tienen algunas claves acerca de las que vale la pena tomar nota, para no caer en errores frecuentes…
Tomar decisión sobre los colores
El tema del color en un macizo floral o arbustivo suele pasar sólo por dos puntas: colores armoniosos o colores contrastantes. Hablamos de colores armoniosos cuando se juega con los matices, por ejemplo azules, lilas, celestes y grises; en cambio hablamos de colores contratantes cuando el impacto está dado precisamente por la diferencia, por ejemplo amarillo y azul, blanco y bordó, follaje gris y flores muy rojas, etc.
Tomar decisión sobre las texturas
Este no es un punto menor y por alguna razón no siempre se tiene en cuenta. La heterogeneidad bien trabajada causa muy buena impresión y lo mejor será aportar ejemplos.
Pienso por ejemplo en algunas gramíneas ornamentales (de texturas más rústicas), combinadas con flores rastreras y coloridas, de las que suelen usarse para borduras.
Recuerda las claves mencionadas al principio: buen gusto y originalidad. Nunca falla.