Para aquellos que tienen un buen espacio o estanque natural no hay nada más hermoso que un pequeño jardín acuático repleto de coloridas flores y nenúfares.
Una flor que sin dudas hará las delicias de tus visitantes, si puedes contar con este privilegio de montar tu propio estanque, es el Jacinto de Agua.
El jacinto de agua es de origen americano, sin embargo ya se encuentra diseminado por todo el mundo; es una especie acuática flotante cuyas raíces deben estar sumergidas.
Como muchas otras plantas acuáticas, el jacinto de agua se erige sin un tallo aparente y se abre en una especie de rosa formada por hojas verdes y redondeadas, que cuentan con una característica especial para contener aire y es lo que les permite mantenerse a flote.
Las flores del jacinto de agua son de un hermoso color lila azulado y tienen forma de espigas que surgen de entre medio de las rosetas de hojas.
Los cuidados que requiere son mínimos y básicos: luz de sol o semi-sombra, cuidarlos de las heladas y las temperaturas demasiado bajas, y mantenerlo siempre en aguas estancadas.
En verano se reproducen con la facilidad de cualquier invasora, por eso en muchos ámbitos naturales se intenta deshacerse de ellas ya que suelen causar graves daños. Una recomendación muy importante es que si tu estanque comienza a llenarse de ellas y quieres eliminarlas, nunca la arrojes en sitios donde su propagación podría ser dañina.
Otro uso que suele darse a estas plantas es en acuarios ya que sus raíces son especiales para la cría de peces, como refugio y por la microflora que desarrolla y que sirve de alimento a las crías.
Cuidados Jacinto de agua
• Mantener el agua del jacinto de agua limpia y fresca. Esto significa cambiar el agua cada semana.
• Proporcionar un lugar cálido y soleado para que el Jacinto de agua se desarrolle mejor.
• Utilizar un abono orgánico para proporcionar los nutrientes necesarios.
• Cortar las hojas y los tallos marchitos para mantener la planta saludable.
• Utilizar un insecticida para controlar los insectos dañinos.
• Asegurarse de que el sustrato esté húmedo, pero no encharcado. Esto ayuda a prevenir el ataque de enfermedades.
• Controlar la presencia de parásitos como los ácaros.
• Evitar el exceso de fertilizante para evitar daños a la planta.
• Colocar la planta en una ubicación con buena ventilación para evitar la acumulación de humedad.