Las mariposas desde siempre nos atraen, nos encantan, nos dejan asombrados y en silencio. Desde tiempos lejanos las culturas les atribuyen todo tipo de significados a través de mitos y leyendas.
En el antiguo Egipto, por ejemplo, se decía que quien fuera visitado por una mariposa negra en el umbral de su puerta pronto tendría una muerte en la familia. En Japón, por el contrario, otra leyenda asegura que una pareja de mariposas eran las almas de dos jóvenes amantes que permancían juntos más allá de la muerte.
Más acá en el tiempo, recordamos a las legendarias mariposas amarillas del pueblo llamado Macondo en la fantástica en ingualable novela de Gabriel García Márquez, llamada Cien años de Soledad.
Pero en lo que a nuestro jardín respecta, su presencia tiene utilidades prácticas más allá de la belleza y gracia que su presencia significa. El rol más importante es sin duda el de agentes polinizadores. Ellas son protagonistas fundamentales en este proceso reproductivo y su ausencia provocaría notrio descenso en los niveles de reproducción de varias especies.
Imagen: jardineria