Estamos motivados y convencidos: como fundamentábamos en nuestro post anterior, la huerta en casa es un proyecto que nos dará todo tipo de satisfacciones, desde económicas (significa ahorro), hasta ganancia en salud (podremos consumir verduras frescas, cultivadas por nosotros mismos).
Una vez que tengas clara la disponibilidad de sectores de sombra y de luz adecuados para “soportar” cultivo de verduras y hortalizas, llega el momento de determinar cuáles serán las elegidas, partiendo de la base -por supuesto- de que no podrás cubrir el 100% de tu demanda, pero si una buena parte.
Comienza por elegir cuáles son las plantas que quisieras tener, por ejemplo basándose en cuál o cuáles son las más consumidas en tu hogar. En el mío, uno de los elegidos sería sin duda el tomate, y posiblemente el siguiente lugar lo ocupan los pimientos.
Te propongo una forma bien sencilla que te permitirá evaluar qué plantas vas a utilizar con el fin de ahorrar dinero evitando su compra durante el tiempo que la produzcas: atiende estas preguntas y elabora una lista con las respuestas
- ¿Qué tan fácil es cultivar esa planta para que pueda crecer?
- ¿Cuánto costaría el mismo alimento si lo obtuvieras en la tienda?
- ¿Es posible conservar estos alimentos?
- ¿Qué tanto de estos alimentos producidos por ti mismo podría usar tu familia para alimentarse?
- ¿Cuánto espacio necesitarías en tu jardín para plantarlos?
- ¿Tienes una calidad significativamente mejor al cultivarlos por tu propia cuenta?
En base a aquellas respuestas que en definitiva no hacen sino acotarte a tu realidad, elige las opciones más convenientes en tu caso y pon manos a la obra; las satisfacciones serán múltiples.