Aun si no te sientes muy seguro, o eres apenas un principiante, créeme que te irá bien, ya que estamos hablando de una hierba aromática bastante indulgente, que merece que pienses en darle una oportunidad.
Estos son los consejos que conozco y puedo compartir contigo, y no dudo te ayudarán aunque no tengas las condiciones de crecimiento perfectas o ideales.
#1 Semillas de buena calidad
Consigue y planta semillas de buena calidad y empieza unos meses antes de que se caliente al máximo el suelo, es decir, precisamente en estos días. Otra posibilidad es conseguir una planta de almácigo que ya esté medianamente crecida y pueda ser trasplantada a un contenedor más grande o a tierra plena.
En todos los casos, asegúrate que el sitio elegido goce de un excelente drenaje; esto es condición fundamental para que las raíces no se pudran y la planta se desarrolle y crezca correctamente; si eliges plantar en macetas o contenedores vigila que los agujeros de drenaje estén siempre operativos y funcionando.
#2 Mantener una temperatura ideal
El siguiente requisito es mantener la temperatura bastante cálida, con mucha luz solar (por lo menos seis horas al día); para ser más exactos, diré que la albahaca gusta de las temperaturas más altas por encima de los 10 ° C, por lo que su momento de mejor crecimiento es en el verano. Si hubiera indicio de helada protege las plantas con una cubierta.
#3 Fertilización y riego
Por supuesto, al igual que cualquier otra planta, la albahaca se beneficiará por fertilizar el suelo alrededor de una vez al mes. Los fertilizantes orgánicos o de liberación lenta (como el té de compost) son los mejores para la albahaca.
En cuanto al riego aporta agua a menudo cuando hace calor, en tiempo de verano intenso puedes hacerlo una vez al día, sin embargo, en condiciones más normales, aportar agua cada dos días aproximadamente será suficiente.
Si sigues estos consejos, tendrás albahaca fresca y deliciosa para tus recetas, como por ejemplo una rica tarta caprese, donde esta aromática es protagonista absoluta.