No hay nada más gratificante que ver a nuestro huerto urbano comenzar a dar sus primeros frutos… y al mismo tiempo nada que nos asuste más que ver surgir, aquí y allá, malas hierbas o visitantes indeseados. ¿Qué podemos hacer para eliminarlos de manera segura?
Porque, sí, sabemos que hay cientos de plaguicidas disponibles en el mercado, al alcance de cualquier persona interesada en mantener su jardín libre de males. Pero en el caso de un huerto urbano la cosa cambia, porque la salud pasa a un primer plano. Lo realmente importante es asegurarnos de que no adulteramos para nada ni el sabor ni las propiedades de nuestros cultivos, y por supuesto que no ponemos en peligro nuestra salud o la de quienes nos rodean por el hecho de mantenerlos a salvo.
En el caso de las malas hierbas y de las plantas que tengamos en macetas, una solución muy sencilla y natural para las malas hierbas es la de esparcir vinagre alrededor de aquéllas en cuanto comiencen a surgir. En el momento en que queden expuestas a la luz directa del sol, comenzarán a marchitarse. Es algo que podemos poner en práctica también en la propia tierra del jardín. Una manera un tanto más expeditiva, con la que hemos de tener más cuidado, consiste en diluir una parte de cloro con dos de agua en un aerosol y rociar.
Soluciones sencillas anti insectos
Con respecto a los insectos, lo más habitual en verano será empezar a ver largas hileras de hormigas en peregrinación hacia nuestros mimados maceteros. Para acabar con ellas, nada como una mezcla de ácido bórico y azúcar disuelta en unos cuatro litros de agua, la medida que se conoce tradicionalmente como un galón. El ácido bórico también puede ser nuestro aliado contra las cucarachas ya en el interior de casa, o en aquellos lugares del jardín en los que tiendan a esconderse.
Por último, hemos de estar muy atentos a esas molestas moscas blancas que vendrán a cebarse con nuestras hojas. Os recomendamos adquirir en cualquier tienda especializada un bote de diatomeas, un tipo de alga microscópica que acabará con las moscas nada más se posen en la planta sobre la que la hayamos esparcido.