Todos queremos que nuestro jardín presuma de plantas, pero también que lo haga de decoración. La cerámica es una de las opciones preferidas por quienes buscan un toque tradicional y al mismo tiempo versátil, lleno de posibilidades.
Si nunca os habéis adentrado en el mundo de la cerámica, ¿a qué esperáis? Es un hobby apasionante y tremendamente amplio, perfecto para nuestro jardín. Y, por qué no, una vez hayamos hecho nuestros pinitos en él podemos pasar a descubrir otros mundillos dentro del mismo ámbito.
Hablando más específicamente de la cerámica para nuestras plantas o para adornar los rincones del jardín que se presten a ello (desde macetas hasta platos, pasando por comederos para pájaros, por ejemplo), lo primero que debemos pensar es que temática o estilo queremos adoptar. ¿Uno clásico, quizás? ¿Alguno más oriental, tal vez acorde con un estilo chino o zen de los que están tan de moda? Seguro que encontramos lo que queremos con sólo darnos una vuelta por alguno de los múltiples catálogos online que están a nuestra disposición.
¿Qué colores emplear?
Las gamas de colores que la cerámica permite para nuestro jardín son tan amplias como expresividad queramos otorgarle. Tenemos las clásicas macetas de barro, sobrias, perfectas para combinar con flores de colores vivaces y alegres; en el contraste se encuentra el gran valor de estos conjuntos. También podemos optar por decoraciones mucho más completas, con arabescos, formas, tonalidades diversas… En estos casos debemos tener mucho cuidado para no sobrecargar el ambiente escogiendo plantas que contribuyan todavía más a la explosión de colores.
Sea como sea, independientemente de la configuración de nuestro jardín o del estado de ánimo que queramos comunicar, la cerámica se abre ante nosotros como un mundo en el que merece la pena adentrarse.