A pesar de que generalmente las tiramos a la basura como un residuo (cosa que no voy a cuestionar) es un verdadero desperdicio, ya que ellas son ricas en calcio, ideal para crear y mantener un ambiente de crecimiento saludable de las plantas.
Aunque siempre se nos anima a reciclar y compostar la mayoría de nuestros desechos de cocina biodegradables, una de los que pueden aportar más y mejores condiciones para tus cultivos, son las cáscaras de huevo. Además de su riqueza en nutrientes y la garantía de que se descomponen, son más sencillas de manejar respecto a la alternativa del estiércol. Pero tienen una ventaja más que es precisamente la que queremos destacar en este post.
Cáscaras de huevo como una ayuda para drenaje
Este es probablemente mi uso favorito para ellas, porque yo realmente no soy muy fanática de mantener piedras en la base de mis macetas en el convencimiento de que sus raíces se agobian. Por otra parte, no tomar acciones para promover un buen drenaje trae como consecuencia a formación de una especie de “sello” en la parte inferior de las macetas que termina evitando que el agua se filtre como debería.
¿Cómo se utilizan para este fin?
El truco me lo enseñó mi mamá: aplasta a las cáscaras de huevo que vayas a utilizar, en pedazos alrededor de 1/8 del tamaño del huevo original y los esparces en la parte inferior de los contenedores. Necesitas juntar una buena cantidad, de modo que se forme una capa de por lo menos dos cm.
Además de evitar que el agua se acumule alrededor de las raíces, estarás aportando la adición de una cantidad considerable de nutrientes esenciales para el suelo, pero ten en cuenta que son solo una solución temporal, porque tarde o temprano se terminan reabsorbiendo por el suelo.